sábado, febrero 05, 2011

Punto de vista


Uno de los grandes temas sobre actuación que rondan mis reflexiones tiene que ver con la convivencia del actor y su personaje, una dualidad presente en un mismo cuerpo, casi al mismo tiempo. Con el último proceso creativo (aún en proceso) mis cuestionamientos ahora habían crecido con respecto a este mismo fenómeno pero desde la posición de un bailarin, el movimiento y la destreza coporal son quizás la parte más importante del arte de la danza ¿qué sucede con el bailarín? ¿es él quien baila? ¿desde dónde crea sus movimientos desde la conciencia de la belleza y técnica, desde un personaje? el que baila se relaciona de forma diferente con su obra, la danza sucede en el cuerpo del bailarin y en este sentido está mucho más cercano a la performance...

En esto rondaban mis pensamientos cuando vi Black Swan de Darren Aronofsky, por un lado comprendi que en la danza también existen personajes que interpretar, no todo sucede sino que también se representa y como un espejo Aronofsky pone los temas en pantalla gigante. Vemos a la hermosa Natalie Portman enfrentada a la técnica, a la interpretación y a esta mezcla performática de no poder separar su cuerpo de experimentar los tormentos de su personaje.