lunes, agosto 27, 2012

El Otro

La propuesta escénica de “El Otro” de Teatro Niño Proletario a partir del libro “El infarto del Alma” de Paz Errázuriz y Diamela Eltit (1994), es un intento por esculpir con palabras imágenes la mirada de otro, de ese otro marginal, enfermo, patológico psiquiátrico, insano, aislado, marginado. Montaje que construye una visualidad sensible y una puesta en escena provocadora.
 
Yo es un otro
 
El principal soporte narrativo en escena son los cuerpos y sus huellas. Cuerpos preparados para el juego que soportan materialidades, texturas, objetos e historias. El montaje presenta corporalidades que habitan cuerpos, cuerpos que emiten sonoridades, sonoridades que activan el espacio en penumbra, siluetas de acontecimientos simultáneos, no causales sino fragmentados. Inter-relaciones que suceden en un espacio desmontado, desprotegido de fachada, aun así prolijamente puesto en escena dando énfasis a la trastienda, lo ausente y lo precario.
 
El tiempo está después
 
El galpón donde se instala El Otro en el complejo de espacios llamado Factoría Italia es de gran influencia visual en la propuesta, se presenta como un espacio encontrado, recogido y reinstalado escénicamente. En la recepción bajo grandes tuberías industriales que continúan hasta el escenario, hay copas de vino y sillones deteriorados entre medio de una iluminación cercana y acogedora. Se abren las grandes cortinas rojas que dividen este espacioso galpón e ingresamos a la “sala”, nos recibe la extensión de estos mismos toscos muros de concreto desprolijamente pintados de blanco y grises, el espacio descubierto, sugerido escénicamente bajo una delicada iluminación desde las ventanas del techo. La gradería es como una continuación de la estética industrial, se camufla en ésta atmosfera subterránea. La escenografía compuesta con vestigios de una fiesta como globos desinflados y serpentinas caídas, acontecen como evidencias de un pasado festivo. Una mesa para varios, sin embargo el espacio desolado.
 
Me enamoro
 
El texto como objeto visual, frases proyectadas que estampan testimonios y palabras aisladas, se entrelazan con la musicalidad que condiciona una atmosfera de suspenso y extrañeza, combinada con los sonidos ejecutados en vivo: gritos, balbuceos, tartamudeos de un lenguaje que no logra acomodarse para comunicar-nos.
 
Enloquecí únicamente por ti…
 
Más que una historia narrativa, asistimos a una política de la mirada, organizada en breves cuadros sugerentes, donde personajes insanos psiquiátricamente desarrollan relaciones con otro, de parejas, en complicidad, de encuentro. Las patologías psicofísicas son recreadas por actores que exhiben la presencia de su propio cuerpo, la desnudez de sus imperfecciones a la mirada del ojo educado, formado bajo cánones pre-establecidos, la madurez de cuerpos corroídos por la historia, la narratividad de aquella poesía impronunciable del cuerpo humano que se asoma por la mirada y la respiración de quien interpreta. Las escenas son como sacadas de esas mismas fotografías que Errázuriz capturó alguna vez en algún psiquiátrico.
 
Nadie quiso creerme, nadie puede aceptarlo todavía.
 
El Otro es una búsqueda por escenificar aquellas relaciones de amor incomprendidas y expresar la indigencia de la locura. Una propuesta que escapa a las expectativas de un espectáculo y que sin embargo cautiva desde su visualidad fotográfica y corporalidad marginada, interpretada por actores de gran experiencia y carga emotiva.

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